viernes, 25 de enero de 2013

Avance...

Me gustaría haber tenido terminado el relato para hoy, pero me ha sido imposible por diversas causas. En lugar de eso os dejo un avance para ir abriendo boca y os prometo que en los próximos días subirá completo.




 11 de Enero de 2013, 22 días después del primer brote, 4 días antes del Colapso Total.


Agente Mark Ford




Había obtenido muchas respuestas, pero lejos de solucionar mis dudas solo habían conseguido que me hiciera más preguntas. Wang murió cuando le disparé, pero despertó como un muerto viviente poco después. Por aquel entonces todavía pensábamos que los infectados eran gente viva, y su transformación me pilló por sorpresa… y en mi trabajo las sorpresas no son buenas, una sorpresa puede acabar con tu vida, como casi ocurre en China. Pese a que ya tenía la respuesta, las nuevas preguntas eran, sin duda, más difícil de responder, ¿cómo se contagió Wang? ¿Por qué no manifestó ningún síntoma hasta que estuvo muerto?
En todo aquello, ocurrido a medio mundo de distancia hacía ya diez días, iba pensando en la cubierta del barco que me llevaba a la bahía de Guantánamo, junto con toda una unidad de marines a mis órdenes. La misión que íbamos a realizar allí todavía no me había sido especificada y, aunque aquello era habitual cuando el secreto era máximo, no me gustaba nada lo que estaba viendo.
Unos pesados pasos se acercaron hacia mí por la espalda, fingí que no los estaba escuchando porque sabía que a Ryan Wilson no le gustaba pensar que había perdido facultades como agente de campo, pese a que hiciera diez años que ascendió lo suficiente para no tener que volver a realizarlo.
-Me alegro de volver a verte, Mark. –Me saludó afablemente.- Es bueno sabe que lograste salir de China.
En ese momento me di la vuelta, solo para comprobar cuánto había envejecido desde la última vez que le vi. Cierto que habían pasado casi ocho años y que el hombre de origen afroamericano ya tenía su edad, pero me pareció que el estrés lo estaba consumiendo.
-Hola Ryan. –Le devolví el saludo y le estreché la mano que me tendió.- Si, me llevó tres días pero pude salir del país al final. Bueno, ¿cómo te van las cosas?
-Me hago viejo para estas cosas, Mark. –Confesó.- Ya no soy el que era, los eventos empiezan a sobrepasarme.
-No creo que cualquiera se vería sobrepasado con todo lo que ha ocurrido. –Le dije para animarle.- Muertos vivientes, no me jodas Ryan, ¿quién podía esperarse algo así?
-Cierto. –Admitió.- Es increíble que se tardara tanto en descubrirlo, los hemos tenido delante de nuestras narices desde Diciembre.
-Hablando de tener delante de nuestras narices. –Interrumpí para cambiar de tema a uno que, si bien no podía decir que me inquietara menos, era más inmediato.- Veo la costa cubana ahí delante, y no podemos estar tan cerca de Guantánamo todavía… no estamos en aguas internacionales, al gobierno cubano no va a gustarle.
-Por lo que sabemos ya no hay gobierno cubano. –Dijo Ryan con cierto pesar, probablemente no por el propio gobierno, sino más bien por todas las muertes de cubanos inocentes que implicaba que la isla estuviera lo bastante afectada como para que el gobierno desapareciera.- Hemos rastreado la isla con el satélite y no hay ni rastro de las fuerzas armadas revolucionarias de Cuba, y las ciudades están tan perdidas como las de la mayor parte de África.
-¿De verdad? Oí que las Avispas Negras habían sido movilizadas. –Las Avispas Negras eran las fuerzas de élite del ejército cubano, tenían el entrenamiento adecuado para sobrevivir en situaciones de supervivencia extrema y no se me ocurría mejor ocasión que la que el mundo estaba viviendo para demostrarlo.
-Eso había oído yo también, pero podrían no haber sido suficientes. Ejércitos enteros han caído ya bajo los mordiscos de esos seres. –Respondió Ryan.- Pero no te he traído aquí para hablar de los cubanos.
-Ya me imagino que no, a menos que quieras que entre en la Habana y rescate a los hermanos Castro de este desastre… y sospecho que nuestro gobierno no será tan amable con ellos como lo ha sido con los líderes de otros países también arrasados.
-No, no se trata de los Castro.-Aclaró sacando de su bolsillo una pequeña PDA.
Tras un par de segundos tecleando terminó girándola para mostrarme el rostro de un hombre en la pantalla. Era la foto de un prisionero, de un prisionero con una ascendencia árabe más que evidente. Cogí la PDA de las manos de Ryan para poder verle mejor y familiarizarme con su rostro.
-Ese es Mamud Azizi. –Me explicó.- Terrorista pakistaní, lleva encerrado en Guantánamo, en el campo “Eco” desde Enero de este año. Se le relaciona directamente con la muerte de veinticinco soldados americanos en Afganistán, y sospechamos que es alguien importante dentro de Al Qaeda, aunque Inteligencia no ha podido confirmarlo.
-Al Qaeda. –Repetí mientras estudiaba la foto, intentando grabar sus rasgos en mi memoria.- ¿Por qué nos preocupa Al Qaeda con la que está cayendo?
-Tenemos sospechas de que los terroristas podrían estar detrás de todo lo que está pasando. –Contestó Ryan con solemnidad.- Hay una grabación de audio del día diecisiete de Diciembre donde se escucha a Mamud Azizi hablar con Hasim Numair, otro preso de Al Qaeda en Afganistán, compartiendo información sobre lo que ha estado ocurriendo.
-¿En serio? –Pregunté un poco incrédulo, aunque nunca se había descartado, jamás habíamos conseguido prueba alguna de que la crisis de los muertos vivientes, como habían empezado a llamarla, tuviera origen terrorista.- ¿Qué dice exactamente?
Ryan recuperó su PDA, solo para volver a entregármela después de cargar el archivo de audio, que resultó ser una parrafada en idioma árabe.
-Comenzará el día veintiuno, y nadie podrá detenerlo cuando llegue la hora. –Recité lo que, si mi oxidado árabe no se equivocaba, había dicho ese tal Azizi.
-Los primeros brotes de esta enfermedad surgieron en Angola precisamente ese día. –Añadió Ryan.- Sé que no es mucho, pero el Secretario de defensa ha insistido en que cualquier indicio será investigado a fondo.
-No tiene mucho sentido, Ryan. ¿Por qué hacer algo así? Los países árabes y de oriente medio han sido casi completamente aniquilados a estas alturas. Por muy dispuestos a morir que estén por la causa, si ellos mueren también muere su causa. –Observé con cierta suspicacia, había muchas cosas que no me encajaban.
-Desde que esto se convirtió en una pandemia no hemos podido prestar mucha atención a oriente medio, Mark. Esa gente está acostumbrada a vivir aislada y escondida, perfectamente podrían tener algún tipo de antídoto o vacuna, o simplemente haberse aislado con sus seguidores esperando a que los muertos acaben con el resto mundo… no lo sé, pero el Secretario piensa, y yo estoy de acuerdo, en que algo tan extraño como la resurrección de los muertos como bestias caníbales tiene que ser producto de algún patógeno diseñado específicamente para producir ese efecto. Si Mamud Azizi sabe algo es imperativo para la seguridad nacional y mundial sacárselo.
-Muy bien. –Asentí al ver lo importante que podía llegar a ser ese hombre si tenían razón y sabía algo del asunto, aunque yo seguía poco convencido.- ¿Cuál es el problema para interrogarle?
-El problema es que está recluido en Guantánamo. –Respondió Ryan.- Todavía no ha trascendido públicamente, pero la base naval está completamente perdida, y del centro de detención no hay noticias desde ayer. Los muertos han llegado hasta allí también y lo han arrasado todo.
-¿Y cómo sabemos que Azizi sigue vivo? –Le pregunté.
-El satélite ha mostrado que hay por lo menos cincuenta personas vivas en este mismo instante en el campo “Eco”, lo que implica que aun vivirían la mayoría de los presos. No hemos recibido ninguna comunicación de los marines que había en la base pese a que las comunicaciones están en perfecto estado, de modo que no podemos estar seguros de nada.
-Habrá que esperar que siga vivo entonces. –Repuse torciendo el gesto…- ¿No hay una operación de rescate para sacar a los marines de allí?
-Lamentablemente hay objetivos más prioritarios, y no vamos sobrados tropas, esta guerra contra los muertos ya ha causado muchas bajas. –Contestó, y por su expresión sabía que lo lamentaba de verdad, pero eso no me supuso ningún consuelo.
-Como rescatar a un terrorista…
Ryan suspiró antes de contestar.
-Necesitamos a Azizi vivo, Mark, si todo esto lo han causado fuerzas humanas él es el único vínculo que tenemos. Quiero que lo comprendas.
-Tranquilo, aunque no me guste lo comprendo. Entonces, ¿cuál es el plan? –Pregunté con intención de ir al grano de una vez; aunque no se me daba mal improvisar, me gustaba repasar los planes de cabo a rabo antes de llevarlos a cabo si tenía tiempo para ello, y todavía quedaba unos minutos antes de que llegáramos a Guantánamo.
-Tu dirigirás la operación, la capitana Olivia Walsh, de los marines, y seis de sus hombres irán contigo. Tienes los detalles en mi camarote, pero la idea es que un helicóptero militar os deja lo más cerca que pueda, a ser posible en una zona protegida de los muertos vivientes, y desde allí os abráis paso con toda la discreción que sea posible hasta encontrar a Azizi.
-Bien, no perdamos tiempo y revisemos los detalles. –Le propuse acompañándole de vuelta al interior del barco.- ¿Sabes por qué quieren que realice yo esta misión?
-El Secretario Panetta te propuso. –Respondió Ryan.- Ya os conocíais, ¿verdad?
-Llevé a cabo un par de operaciones cuando era el director de la CIA. –Le confirmé.- En fin, siempre quise venir a Cuba con mi mujer.
-Da gracias de que no esté aquí ahora mismo. –Dijo con tono sombrío mientras un par de soldados nos abrían paso hacia el interior de la embarcación.
Continuará...

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