11 de Enero de 2013, 22 días
después del primer brote, 4 días antes del Colapso Total.
Agente Mark Ford
Había
obtenido muchas respuestas, pero lejos de solucionar mis dudas solo habían
conseguido que me hiciera más preguntas. Wang murió cuando le disparé, pero despertó
como un muerto viviente poco después. Por aquel entonces todavía pensábamos que
los infectados eran gente viva, y su transformación me pilló por sorpresa… y en
mi trabajo las sorpresas no son buenas, una sorpresa puede acabar con tu vida,
como casi ocurre en China. Pese a que ya tenía la respuesta, las nuevas
preguntas eran, sin duda, más difícil de responder, ¿cómo se contagió Wang?
¿Por qué no manifestó ningún síntoma hasta que estuvo muerto?
En todo
aquello, ocurrido a medio mundo de distancia hacía ya diez días, iba pensando
en la cubierta del barco que me llevaba a la bahía de Guantánamo, junto con
toda una unidad de marines a mis órdenes. La misión que íbamos a realizar allí
todavía no me había sido especificada y, aunque aquello era habitual cuando el
secreto era máximo, no me gustaba nada lo que estaba viendo.
Unos pesados
pasos se acercaron hacia mí por la espalda, fingí que no los estaba escuchando
porque sabía que a Ryan Wilson no le gustaba pensar que había perdido
facultades como agente de campo, pese a que hiciera diez años que ascendió lo
suficiente para no tener que volver a realizarlo.
-Me alegro
de volver a verte, Mark. –Me saludó afablemente.- Es bueno sabe que lograste
salir de China.
En ese
momento me di la vuelta, solo para comprobar cuánto había envejecido desde la
última vez que le vi. Cierto que habían pasado casi ocho años y que el hombre
de origen afroamericano ya tenía su edad, pero me pareció que el estrés lo
estaba consumiendo.
-Hola Ryan.
–Le devolví el saludo y le estreché la mano que me tendió.- Si, me llevó tres
días pero pude salir del país al final. Bueno, ¿cómo te van las cosas?
-Me hago
viejo para estas cosas, Mark. –Confesó.- Ya no soy el que era, los eventos
empiezan a sobrepasarme.
-No creo que
cualquiera se vería sobrepasado con todo lo que ha ocurrido. –Le dije para
animarle.- Muertos vivientes, no me jodas Ryan, ¿quién podía esperarse algo
así?
-Cierto.
–Admitió.- Es increíble que se tardara tanto en descubrirlo, los hemos tenido
delante de nuestras narices desde Diciembre.
-Hablando de
tener delante de nuestras narices. –Interrumpí para cambiar de tema a uno que,
si bien no podía decir que me inquietara menos, era más inmediato.- Veo la
costa cubana ahí delante, y no podemos estar tan cerca de Guantánamo todavía…
no estamos en aguas internacionales, al gobierno cubano no va a gustarle.
-Por lo que
sabemos ya no hay gobierno cubano. –Dijo Ryan con cierto pesar, probablemente
no por el propio gobierno, sino más bien por todas las muertes de cubanos
inocentes que implicaba que la isla estuviera lo bastante afectada como para
que el gobierno desapareciera.- Hemos rastreado la isla con el satélite y no
hay ni rastro de las fuerzas armadas revolucionarias de Cuba, y las ciudades
están tan perdidas como las de la mayor parte de África.
-¿De verdad?
Oí que las Avispas Negras habían sido movilizadas. –Las Avispas Negras eran las
fuerzas de élite del ejército cubano, tenían el entrenamiento adecuado para
sobrevivir en situaciones de supervivencia extrema y no se me ocurría mejor
ocasión que la que el mundo estaba viviendo para demostrarlo.
-Eso había
oído yo también, pero podrían no haber sido suficientes. Ejércitos enteros han
caído ya bajo los mordiscos de esos seres. –Respondió Ryan.- Pero no te he
traído aquí para hablar de los cubanos.
-Ya me
imagino que no, a menos que quieras que entre en la Habana y rescate a los
hermanos Castro de este desastre… y sospecho que nuestro gobierno no será tan
amable con ellos como lo ha sido con los líderes de otros países también arrasados.
-No, no se
trata de los Castro.-Aclaró sacando de su bolsillo una pequeña PDA.
Tras un par
de segundos tecleando terminó girándola para mostrarme el rostro de un hombre
en la pantalla. Era la foto de un prisionero, de un prisionero con una
ascendencia árabe más que evidente. Cogí la PDA de las manos de Ryan para poder
verle mejor y familiarizarme con su rostro.
-Ese es
Mamud Azizi. –Me explicó.- Terrorista pakistaní, lleva encerrado en Guantánamo,
en el campo “Eco” desde Enero de este año. Se le relaciona directamente con la
muerte de veinticinco soldados americanos en Afganistán, y sospechamos que es
alguien importante dentro de Al Qaeda, aunque Inteligencia no ha podido
confirmarlo.
-Al Qaeda.
–Repetí mientras estudiaba la foto, intentando grabar sus rasgos en mi
memoria.- ¿Por qué nos preocupa Al Qaeda con la que está cayendo?
-Tenemos
sospechas de que los terroristas podrían estar detrás de todo lo que está
pasando. –Contestó Ryan con solemnidad.- Hay una grabación de audio del día
diecisiete de Diciembre donde se escucha a Mamud Azizi hablar con Hasim Numair,
otro preso de Al Qaeda en Afganistán, compartiendo información sobre lo que ha
estado ocurriendo.
-¿En serio?
–Pregunté un poco incrédulo, aunque nunca se había descartado, jamás habíamos
conseguido prueba alguna de que la crisis de los muertos vivientes, como habían
empezado a llamarla, tuviera origen terrorista.- ¿Qué dice exactamente?
Ryan
recuperó su PDA, solo para volver a entregármela después de cargar el archivo
de audio, que resultó ser una parrafada en idioma árabe.
-Comenzará
el día veintiuno, y nadie podrá detenerlo cuando llegue la hora. –Recité lo
que, si mi oxidado árabe no se equivocaba, había dicho ese tal Azizi.
-Los
primeros brotes de esta enfermedad surgieron en Angola precisamente ese día.
–Añadió Ryan.- Sé que no es mucho, pero el Secretario de defensa ha insistido
en que cualquier indicio será investigado a fondo.
-No tiene
mucho sentido, Ryan. ¿Por qué hacer algo así? Los países árabes y de oriente
medio han sido casi completamente aniquilados a estas alturas. Por muy
dispuestos a morir que estén por la causa, si ellos mueren también muere su
causa. –Observé con cierta suspicacia, había muchas cosas que no me encajaban.
-Desde que
esto se convirtió en una pandemia no hemos podido prestar mucha atención a
oriente medio, Mark. Esa gente está acostumbrada a vivir aislada y escondida,
perfectamente podrían tener algún tipo de antídoto o vacuna, o simplemente
haberse aislado con sus seguidores esperando a que los muertos acaben con el
resto mundo… no lo sé, pero el Secretario piensa, y yo estoy de acuerdo, en que
algo tan extraño como la resurrección de los muertos como bestias caníbales
tiene que ser producto de algún patógeno diseñado específicamente para producir
ese efecto. Si Mamud Azizi sabe algo es imperativo para la seguridad nacional y
mundial sacárselo.
-Muy bien.
–Asentí al ver lo importante que podía llegar a ser ese hombre si tenían razón
y sabía algo del asunto, aunque yo seguía poco convencido.- ¿Cuál es el
problema para interrogarle?
-El problema
es que está recluido en Guantánamo. –Respondió Ryan.- Todavía no ha trascendido
públicamente, pero la base naval está completamente perdida, y del centro de
detención no hay noticias desde ayer. Los muertos han llegado hasta allí
también y lo han arrasado todo.
-¿Y cómo
sabemos que Azizi sigue vivo? –Le pregunté.
-El satélite
ha mostrado que hay por lo menos cincuenta personas vivas en este mismo
instante en el campo “Eco”, lo que implica que aun vivirían la mayoría de los
presos. No hemos recibido ninguna comunicación de los marines que había en la
base pese a que las comunicaciones están en perfecto estado, de modo que no
podemos estar seguros de nada.
-Habrá que
esperar que siga vivo entonces. –Repuse torciendo el gesto…- ¿No hay una
operación de rescate para sacar a los marines de allí?
-Lamentablemente
hay objetivos más prioritarios, y no vamos sobrados tropas, esta guerra contra
los muertos ya ha causado muchas bajas. –Contestó, y por su expresión sabía que
lo lamentaba de verdad, pero eso no me supuso ningún consuelo.
-Como
rescatar a un terrorista…
Ryan suspiró
antes de contestar.
-Necesitamos
a Azizi vivo, Mark, si todo esto lo han causado fuerzas humanas él es el único
vínculo que tenemos. Quiero que lo comprendas.
-Tranquilo,
aunque no me guste lo comprendo. Entonces, ¿cuál es el plan? –Pregunté con
intención de ir al grano de una vez; aunque no se me daba mal improvisar, me
gustaba repasar los planes de cabo a rabo antes de llevarlos a cabo si tenía
tiempo para ello, y todavía quedaba unos minutos antes de que llegáramos a
Guantánamo.
-Tu
dirigirás la operación, la capitana Olivia Walsh, de los marines, y seis de sus
hombres irán contigo. Tienes los detalles en mi camarote, pero la idea es que
un helicóptero militar os deja lo más cerca que pueda, a ser posible en una
zona protegida de los muertos vivientes, y desde allí os abráis paso con toda
la discreción que sea posible hasta encontrar a Azizi.
-Bien, no
perdamos tiempo y revisemos los detalles. –Le propuse acompañándole de vuelta
al interior del barco.- ¿Sabes por qué quieren que realice yo esta misión?
-El
Secretario Panetta te propuso. –Respondió Ryan.- Ya os conocíais, ¿verdad?
-Llevé a
cabo un par de operaciones cuando era el director de la CIA. –Le confirmé.- En
fin, siempre quise venir a Cuba con mi mujer.
-Da gracias
de que no esté aquí ahora mismo. –Dijo con tono sombrío mientras un par de
soldados nos abrían paso hacia el interior de la embarcación.
Continuará...
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