viernes, 1 de marzo de 2013

Avance...

Os pongo un pequeño adelanto del próximo relato, que corresponde a la segunda parte de la "visita" del agente Mark Ford a Guantánamo. El relato completo estará en unos días.




 11 de Enero de 2013, 22 días después del primer brote, 4 días antes del Colapso Total.


Mark Ford, CIA. Parte 2


No estábamos disfrutando precisamente la visita a Guantánamo, eso seguro. El centro de detención había sido tomado a partes iguales por los muertos vivientes y por los presos rebelados, que se habían liberado de sus captores marines aprovechándose de que las medidas de seguridad se habían desactivado al perder el centro el suministro eléctrico. En nuestra búsqueda de Mamud Azizi, peligroso terrorista de Al Qaeda, y la información que pudiera tener sobre la plaga de muertos reanimados que azotaba el mundo, cinco soldados habían caído, y él último de ellos, junto a la capitana Olivia Walsh y yo mismo, habíamos sido hechos prisioneros por los prisionero sublevados.
Después de desarmarnos por completo nos habían quitado la ropa y nos habían obligado a vestirnos con el uniforme de presidiario, de un color naranja chillón. Desfilábamos junto a una valla en dirección desconocida, a un lado los prisioneros sublevados nos abucheaban e insultaban, al otro, los muertos vivientes se lanzaban contra la valla clamando por nuestra carne. Tres hombres con armas automáticas nos vigilaban, preparados para acabar con nosotros al primer movimiento brusco.
Pese a que la situación era crítica, no podía decir que tuviera miedo… el miedo es para las personas sensatas, y nadie que se dedique a lo que yo me dedicaba podría calificarse como sensato. Quienes sí se comportaban como personas sensatas eran la capitana Walsh y el soldado, cuyo nombre, si no recordaba mal, era Sanders. Walsh se frotaba el pecho, en el lugar donde había recibido el disparo que el chaleco antibalas detuvo, dolorida.
-¿Qué van a hacer con nosotros? –Preguntó Sanders intentando hacerse oír por encima del estruendo tanto de los vivos como de los muertos.
No le respondí, seguramente iban a matarnos de una forma cruel e imaginativa, ¿para qué asustarle más de lo que ya estaba? Mi gran esperanza seguía siendo lograr sacarle algo a Azizi aprovechando su situación de superioridad, como la confesión que el héroe le saca al villano en la película cuando éste cree ingenuamente que va a matarle… solo que en eso era ficción y en la vida real no había huídas milagrosas que nos pudieran salvar. No viviríamos, pero el diminuto comunicador que llevaba en la oreja y que no me habían visto haría que Ryan lo escuchara todo. La misión se terminaría cumpliendo.
 Continuará...

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